Para ello se utilizaron 70 animales (35 machos y 35 hembras) cruzados con un peso inicial de 34 kg en un experimento de 26 días. Los animales se dividieron en 4 tratamientos dietéticos a base de harina de maíz-soja, que contenían 10, 14, 18 ó 22 % de PB (esto se conseguía aumentando la proporción de soja respecto a la de maíz).
No hubo diferencias en el consumo (P>0,10) entre los tratamientos, sin embargo, los machos consumieron más pienso que las hembras (1,78 vs 1,67 kg; P =0,01). La concentración de PB tuvo un efecto lineal y cuadrático sobre la GMD y la conversión (P <0,01). Además los machos ganaron peso más rápido (GMD= 711 vs 638 g; P <0,01) y fueron más eficientes (conversión= 181 vs 172; P =0,02) que las hembras. El aumento de PB comportó un aumento de la ganancia de magro, del peso de la canal en frío (lineal, P <0,01; cuadrático, P <0,01) y rendimiento de la canal (cuadrático, P <0,01). La concentración de PB tubo un efecto lineal (P <0,01) en la urea plasmática durante las semanas 1 a 4 y un efecto cuadrático (P <0,01) durante las semanas 1 y 4. También tuvo efectos lineales y cuadráticos (P <0,01) en la concentración sérica de IGF-I durante las semanas 2 y 4.
En resumen, la concentración de PB tuvo efecto sobre el peso final, GMD, conversión, aumento de magro, peso de la canal en frío, concentración de urea plasmática y de IGF-I. Los hallazgos más interesantes son que la disminución de la ganancia de magro y de proteína en los animales alimentados a 18 % de PB no estaba asociada a una disminución de la concentración sérica de IGF-I. Esto sugiere que hay factores nutricionales y/o fisiológicos que inhiben las acciones de la IGF-I causando un descenso en la ganancia de magro.
RL Fischer y PS Millar. 2005 Nebraska Swine Report. Pág. 16-21.